sábado, 9 de mayo de 2020

Gavetas

Seguimos con nuestra visita guiada por 'Hilos de la Memoria'. Al entrar en la sala de exposiciones Giralt Laporta, en la pared del fondo, sobre el banco, a la derecha de la Rosaleda colgante, hay un conjunto de ocho cajones, que hemos llamado 'Gavetas' o 'Cajones Desastre', en cada cajón de madera hemos recreado un recuerdo, a continuación pueden verlos y leer sus historias.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda

En verde la zona donde están 'Las Gavetas'


Gavetas


En mi casa, como en las de toda Venezuela, a un cajón corredizo que hay en un mueble, por ejemplo escritorio, y que sirve para guardar las cosas que se quieren tener a mano, se le llama gaveta. Y al mueble que tiene varias gavetas se le dice gavetero, como lo dice la RAE. Al llegar a España dejé de decir gaveta, no me entendían, así que empecé a decir cajón para hacerme entender. Gaveta me gusta, me suena mejor, además es en femenino, como el mundo de esta exposición.

Esta es un serie de ocho gavetas, cajones de madera, que hemos reciclado. 



Un buen día fui al lugar donde hay que llevar la poda, y las cosas para tirar que no son las normales del día a día, a lo lejos vi estos 8 cajones, el mueble no estaba, o estaría pero desarmado, pero al acercarme me di cuenta que las gavetas estaban todas, en perfecto estado, hasta con sus tiradores originales completos, así que los recogí y las traje al taller.

Pintamos los cajones en colores pasteles, cuatro gavetas de rosa y cuatro de azul, las preparamos para colgarlas a manera de cuadros, miden 35 x 68 x 12 cm. Las medidas interiores de los cajones, que marcan el espacio útil, son 30 cm de ancho y 63 cm de alto.  Luego las gavetas se forraron internamente con telas.
Agradecer aquí la colaboración de Miguel que las pintó y las preparó con las hembrillas para colgarlas y a Mariano, quien hizo el delicado trabajo de forrar los cajones con telas, que también algunas eran de mi madre y otras de Ana.


Cajas de ensamblaje (Asemblage Box)


También conocidas como cajas de arte, cajas de artista o cajas objeto, esta es una técnica de escultura en la que el autor reúne en una caja a objetos que tienen un significado, con los que hace una composición y el observador hace una lectura de ellas como si estuviera viendo imágenes en tres dimensiones.
Durante la exposición un visitante les llamó Dioramas, pero realmente no lo son, porque al tipo de dioramas al que se podrían parecer sería a los denominados de caja, que son una forma de maquetas que representan escenas, usualmente con un paisaje pintado en el fondo y con figuras y personajes, que por ejemplo componen un Belén, una batalla o cualquier paisaje o escena histórica o de fantasía.

Así que a cada cajón, como el de la foto anterior, le asigné un tema, dentro queríamos conseguir hacer una composición equilibrada, a manera de collage, con objetos referidos a cada asunto, no abarrotarlos, sino con ejemplos específicos de cada cuestión. Algunas de ellas en base a conceptos en desuso o que ahora se usan con otros significado, como 'Ajuar', que las madres preparaban con mimo para las hijas casaderas, o como 'Canastilla', que antes la hacían con sus manos las mujeres de la casa, ahora se hace un 'BabyShower', casi todo con cosas compradas.

Una manera de mostrar, en un pequeño escaparate de época, ese ajuar, canastilla, herramientas, los modelos con aquellos papeles de carbón azules con los que se calcaban, o con revistas viejas.
Una vez las gavetas listas como contenedor, y todo el montón de material variado que habíamos recopilado y teníamos a la mano, Ana y yo nos dedicamos a armar aquellos collages tridimensionales.

Vamos a contar a continuación lo que hay en cada 'Cajón Desastre'.


Estambres

Mi madre llamaba así a la lana, cada vez que usaba un ovillo dejaba la etiqueta con una muestra de la lana para acordarse, por si le hacía falta más o más adelante quería comprar más para tejer otras piezas. Así que de esa costumbre, que también la tiene Ana, y con esas etiquetas hicimos una composición, agregando  algún ovillo de lana y una muestra. Colocamos de cada lado pequeñas hembrillas de las que atamos un cordel, de lado a lado, en el que metimos las etiquetas a varios niveles, entre las etiquetas de mi madre hay algunas de Ana. Finalmente colgamos como parte de la escena un vidrio termofundido exterior, donde previamente a la cocción escribí a mano con esmalte el concepto de los estambres que copio a continuación.

El estambre es un hilo calibrado, liso y duradero; hilado a partir de fibras peinadas y alineadas (de cualquier fibra, no solo de lana). Si las fibras de la lana se cardan antes del hilado, con algunas fibras más cortas y otras más largas, que dan un aspecto más denso e irregular, ya no se llaman estambre, sino simplemente lanas.
Mi mamá guardaba, como muestra, una hebra anudada a la etiqueta de cada ovillo de estambre,  llamaba estambre a casi todos los hilos de tejer, excepto a los de hilo fino, que eran hilo a secas, y el perlé que era perlé.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Croché

Entre los tesoros de mi madre estaban sus agujas de hacer ganchillo, lo que ella llamaba croché. Pensé en una composición sencilla, con el único motivo de hacer destacar las agujas, así que Ana tejió las cadenetas para hacer la escalera de agujas de ganchillo, dos cadenetas cuelgan de una cadeneta horizontal y cada aguja atraviesa las cadenetas verticales formando los escalones de la escalera.

Croché es una palabra derivada del francés crochet, que significa gancho, por eso llaman así al ganchillo, por la forma de la punta de la aguja con la que se hace este tejido. Así lo llamaba mi madre, y se usa croché en muchos lugares, para identificar al tipo de punto, la técnica, a las piezas de tejidos que se realizan y a las agujas con las que se hace. Las agujas se comercializan de diferentes medidas y materiales: de acero para labores con hilo fino de algodón y perlé. Las de aluminio para hilos más gruesos y las de plástico para hilos de lana de grosor medio.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Canastilla

Ana ha buscado su preciosa ropita tejida de bebé, una falda y un abriguito, usados por ella cuando fue bebé, lo hemos acompañado con fotos de otros bebés y recordatorios de bautizos. La foto central es la tarjeta de bautizo de Miguel, con su foto de bebé en la portada.

En mi casa la canastilla era la cesta de mimbre forrada con telas y adornada con lazos, que se preparaba para un nacimiento, llena de ropa para vestir al bebé. La ropita la hacían las mujeres de la familia, bordadas, cosidas o tejidas, no podían faltar los escarpines (patucos en España).
Antes no se sabía el sexo del niño, por eso se usaba el blanco o el crema, alguna futura mamá se arriesgaba con amarillo y verdes, pero las más osadas, llevadas más por el deseo que por la certeza, tejían en rosa o en azules, según querían que fuera niña o niño, corriendo el riesgo de fallar el pronóstico y sufrir la decepción; lo normal era escuchar: no importa lo que sea pero que venga con salud. 

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Ajuar

En mi casa se llamaba ajuar a lo que una chica casadera preparaba para aportar al matrimonio y llevar al nuevo hogar, prendas blancas, que bordaban, cosían, y tejían con mimo. Al ganchillo eran paños para adornar muebles, tales como caminos de mesa, paños reposacabezas y reposabrazos para los sofás, pero también prendas más útiles como manteles, cubrecamas, o los juegos de sábanas y toallas con las puntillas tejidas. Las mujeres de la casa se involucraban, especialmente madre y abuela de la novia.
Ahora la palabra ajuar se usa más al referirse al vestido de la novia y lo demás que lucirá su noche de bodas.

Las toallas son del ajuar de Ana, las puntillas se las tejió su madre.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda

Las fotos antiguas son de mi familia, supongo que amigas y primas de mi madre, solo reconozco en ellas a mi Tía Saro, cuando era una hermosa joven, razón principal por la que escogí su foto, y las de las otras jóvenes, para estar en esta obra, imaginando que seguramente todas ellas, en ese momento de sus vidas, estarían preparando sus respectivos ajuares.

Mi Tía Saro
Lo he comentado en otras ocasiones 'Hilos de la Memoria' es un homenaje a mi madre, pero no solamente a ella, a lo largo de la exposición hacemos referencia a otras mujeres a las que su trabajo en las labores y el hogar no ha sido justamente reconocido. Mi Tía Saro es una de esas mujeres cercanas a mi niñez, también de La Palma como mi madre, falleció esta misma semana, el día sábado 20 de junio del 2020, a los 90 años.

Tengo muchos recuerdos de ella, me sorprendía como trabajaba, no paraba, fue una muy buena costurera, a los ojos de mi mirada infantil parecían descomunalmente enormes el salón donde tenía las máquinas y las mesas donde cortaba las telas, no recuerdo estar allí y verla tranquila, siempre había clientas esperando, para tomar medidas o para hacer las pruebas, o en la mesa cortando, solo estaba sentada cosiendo en aquellas robustas máquinas.
Mi madre y mi hermana llevaban telas para que les hiciera algún vestido, o íbamos cuando ya les tocaba probarse o para recoger la ropa terminada, a mi me entretenían con aquellas revistas enormes de modelos de vestidos, que parecían guías telefónicas, de las tochas de antes. Las más impresionantes eran las de vestidos de novias, cuanto lujo y glamour, otra razón para que la foto de mi tía esté en esta obra, porque cosió los trajes de muchas novias.
Mi tía siempre me ofrecía un bocata de queso, me lo comía, pero yo realmente a donde quería ir era a los cercanos Golfeados de Los Teques, estaban buenísimos recién salidos del horno y con queso de mano que se derretía al contacto con el calor del golfeado.

Si me fastidiaba en el taller de costura, porque se hacían interminables las pruebas y los retoques de los vestidos, o escoger los modelos para las telas que llevaban, me iba con mi Tío Germán, el hermano pequeño de mi madre y marido de Saro, era mecánico, tenía camiones, le recuerdo siempre con el mono de trabajo azul oscuro (en Venezuela les llamamos bragas), en mis recuerdos siempre tiene las manos manchadas de grasa de motor. Le tenía mucho cariño a mi Tío Germán, me parecía un hombre bueno, murió ya hace unos años y tenía una conexión especial con mi madre, al ser los dos hermanos más pequeños habían compartido mucho más juntos.

Cuando era pequeño pasé mucho tiempo en esa casa, tenía un bonito jardín, que con los años desparecieron porque el espacio pasó a ser ocupado por el crecimiento del taller y los camiones de mi Tío. También estaba Pancho, una cotorra que 'hablaba', tenía el plumaje azul turquesa y un tono de amarillo fuerte, que comía pan duro remojado en leche y montones de pipas de girasol, y a la que mi Tío le hacía repetir una y otra vez 'Sarito, Sarito'.

A principios del verano de 1967 fuimos al puerto de La Guaira a despedir a mis tíos y prima, que se iban en barco a pasar el verano en Canarias, se llevaban su coche en el barco, para poder moverse por las islas, recuerdo que era un coche verde que tenía una franja roja en los laterales, ahora no recuerdo la marca ni el modelo, yo solamente tenía 7 años, pero tengo la imagen en la mente diciéndoles adiós y ellos nos respondían desde la barandilla del barco. Mi madre, mi hermano mayor y yo nos quedaríamos ese verano en la casa de los tíos. La noche del 29 de julio de 1967, estaba solo en la cocina, sentado en un taburete, cenando, creo que una arepa, mientras miraba un concurso de belleza, creo que el Miss Universo, en una pequeña televisión blanco y negro y, a las 20,05, empezó a temblar, lo que luego pasaría a la historia como el Terremoto de Caracas de 1967, hubo más de 200 muertos y miles de heridos y afectados, ni a nosotros, ni a la casa, nos sucedió nada.

Desde que mi madre falleció tuve pocas noticias de mi Tía Saro, pero aunque no estábamos en contacto he sentido mucho su pérdida e inevitablemente han venido todos estos recuerdos cuando me lo han comunicado.

Estos días la he mencionado varias veces, durante las visitas guiadas de 'Hilos de la Memoria', hay muchas fotos antiguas de la familia, muchos no sé quienes son, pero las fotos de la Tia Saro y el Tío Germán las tengo bien identificadas porque les recuerdo perfectamente.


Roseta

De los paños tejidos sabía que algunos no fueron hechos por mi madre, no eran de ganchillo, deduje que fueron regalos llegados a Venezuela, desde Canarias. Los calados los identificaba, pero otros no los reconocía, llegué a pensar que eran industriales. En marzo del 2019, en Candelaria, visité la exposición “La Roseta de Tenerife”, me enteré de esa técnica de tejido originaria de Canarias, que hay pocas artesanas, que la están recuperando, y supe que esas piezas diferentes son Rosetas. Lo que se desconoce no se aprecia, ni se le da su justo valor.


Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Para contribuir con un granito de arena a difundir la Roseta Canaria la quise incluir en este proyecto, me parece ideal asignarle un cajón, exhibir los paños que tenemos con esa técnica y poner alguna foto que tomé de la exposición que vi en Candelaria “La Roseta de Tenerife”, marzo 2019.
Pueden ver una mejor explicación con ejemplos en el vídeo del enlace  https://youtu.be/P0_aZU9FwcY




Mi madre hacia unas rosetas parecidas, usaba esos rosetones que obtenía especialmente en chales, pero también en cojines y en otras piezas, lamentablemente no tengo la herramienta con que los tejía ni muestras de lo que hacía, pero era con algo parecido a lo que se ve en el siguiente vídeo https://www.youtube.com/watch?v=6c7mfKKeNyk
Trabajó mucho, y por varios años con esa técnica, a mi me parece que es una versión super simplificada de la roseta canaria, su herramienta era de plástico y tenía tres hileras de palitos (mientras que en la Roseta Canaria se teje el diseño con alfileres pinchados en unas almohadillas forradas que llaman 'pique').
Me hacía especial ilusión poder mostrar este trabajo porque yo mismo usé el artilugio plástico de mi madre para hacer rosetas, a veces también las llamaba flores. En ocasiones tenía prisa por terminar trabajos para cumplir con los encargos, entonces le ayudaba. Finalmente mi sobrina Mirna, sin yo pedírselo, porque desconocía que lo tenía, me mandó fotos de uno de esos trabajos, porque mi madre le regaló a ella, antes de venirnos de Venezuela, su chal, tejido con esa técnica y que es el que está en la siguiente foto. Gracias Mirna.

Foto cortesía de Mirna Arboleda

Patrones


Las mudanzas son despedidas, para mi madre fueron duras, para la mayoría lo son, aún más si son para emigrar. Se fue a América desde La Palma, su isla bonita natal. Después de más de 40 años en Caracas,  cuando ya se sentía de allí, vino a Valdemorillo. Años después a Tenerife, y finalmente volvió a cruzar el charco. Del timbo al tambo, que decía ella, como se dice en Venezuela cuando estás de un sitio para otro. Se queda mucho en el camino, como al venir de Caracas, con que tristeza dejó allá sus patrones, impregnados del azul del papel carbón para calcar; las revistas de labores y su máquina de coser que le habían acompañado tantos años de su vida.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Costurero


Al final de los 60's y durante los 70's mi madre cosió para fábricas de ropa femenina. Llevaba los paquetes de ropa terminada al centro de Caracas y volvía con aquella especie de puzzles que había que emparejar y coser en casa, en su antigua Singer, le pagaban por pieza acabada.

De niño alguna vez fui con ella a la fábrica. Iba y volvía en autobús, siempre cargada. Recogía las telas cortadas, patrón, hilos, botones, encajes, todo en un gran paquete, envuelto en papel de estraza y amarrado con cordel. Cosía en casa, en su Singer, negra con dorado, mueble de hierro y madera, la cuidaba mucho porque la había comprado a crédito y con gran esfuerzo. Recuerdo que la máquina era antigua, de pedal, así que mandó a ponerle un motor, para poder coser más rápido y poder entregar más pronto lo que cosía para las fábricas. Empaquetaba los vestidos terminados y volvía a entregarlos, cada vez regresaba con un nuevo lote para coser.

De esos lotes para coser siempre quedaban sobrantes que iban a parar al costurero, rebosante de lo que para mi, que era un niño, eran pequeños tesoros con los que jugar.



'Costurero' es una de las caja de artista que presentamos en este conjunto de las 'Gavetas'. Casi todos los elementos que la componen son de esa 'herencia' tan particular que me quedó, como ese montón de hilos para bordar, y la servilleta sin terminar, que recuerdo verlos toda la vida en casa, porque mi madre, dejó de bordar hace muchos años, cuando ella todavía era joven.

Así cada objeto en la gaveta tiene un recuerdo.

Unas de las servilletas terminadas, que está en la exposición, como parte de la 'Rosaleda Colgante', obra que se puede ver en el siguiente enlace https://elblogderennyzam.blogspot.com/2020/05/rosaleda.html


Hilos de la Memoria es un proyecto pensado en honor a las mujeres de una época en la que su trabajo en las labores y el hogar no fue justamente reconocido, sino que se consideraba como parte de sus obligaciones, en este caso deseamos recordar también a la Señora Mari, porque el huevo de zurcir era de ella, al que Ana del Burgo le tejió esa especie de malla para poder colgarlo en la caja y darle una posición privilegiada en el 'Costurero'.



Muchos de los que visitan la exposición nos preguntan para que era el huevo, era para zurcir, principalmente calcetines, hoy en día los calcetines rotos van al la basura y se compran otros nuevos, así que es algo que ha quedado en desuso.
¿En que casa no hay un 'Costurero'?, este en particular forma parte del conjunto de 8 cajas de ensamblaje, que llamamos 'Gavetas'.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Valdemorillo como inspiración

Al llegar, hace casi 20 años, era todo nuevo para nosotros, antes no sabíamos ni de la existencia del pueblo, pero decidimos que este era nuestro lugar al enterarnos de que el centro cultural estaba en una antigua fábrica de cerámica y vidrio. Durante los años que mi madre vivió aquí se sintió claramente inspirada por el frío, todas las visitas al pueblo tenían parada en la mercería, aquí tejió casi todo los jerseys, bufandas, gorros, mantas y chales que están en esta exposición, porque ni en Canarias, ni en Venezuela, necesitaba prendas de lana, que dieran tanto calor.

Quedaba un cajón por asignar, Ana siempre inquieta estaba tejiendo a ganchillo una muestra inspirada en la cerámica de Valdemorillo, cuando lo vi lo relacioné con los tesoros (Ana y su familia llama así a los restos de vidrio de los hornos de la antigua fábrica que se encuentran en los caminos y campos de los alrededores del pueblo), porque uno de esos tesoros lo termofundí en el horno de FULKOLOR y con la pieza que resultó Ana tejió un atrapasueños que me regaló.

Así que con ese pequeño atrapasueños, con tesoro incluido, que había tejido hace un tiempo, y el cuadrado inspirado en la cerámica de Valdemorillo sacamos otro Hilo de la Memoria, esta vez de la memoria cultural colectiva del pueblo y comentamos otra vez sobre cuanto se podría hacer con todo lo que hay en nuestro pueblo, ese pensamiento nos motivó a lanzar el mensaje 'No dejemos al arte y a la artesanía de Valdemorillo cerrados en un cajón'.

Foto cortesía de Julio César Mesa Arboleda


Moraleja


Estas gavetas eran de un mueble, tal vez de una antigua cómoda, las recogimos de la basura; supongo que el gavetero que las contenía se dañó o pasó de moda y decidieron tirarlo. En gran parte el espíritu que nos animó a realizar el proyecto 'Hilos de la Memoria' es dar una segunda vida a las cosas, con más razón si han sido realizadas por personas que apreciamos, pero aunque no fuera así, siempre hay alguien que puede darle utilidad a lo que ya a nosotros no nos es útil, alguien que puede apreciar o ver el potencial en algo que al resto no le pueda interesar, si lo hacemos así seremos más amables con nuestro planeta y más justos con nuestro pasado.



Síguenos

Te invitamos a seguirnos y comentar tus impresiones y/o experiencias en este blog, o en nuestras redes sociales:

Facebook https://www.facebook.com/hilosdelamemoria/ o

Instagram https://www.instagram.com/hilosdelamemoria/

Nos pueden identificar tanto en Facebook, como en Instagram como @hilosdelamemoria



Hasta luego y ser felices,



Reinaldo Zamora Pérez

2 comentarios:

  1. Del timbo al tambo, atrapasueños, me encantan esas expresiones;nuevas para mí.Decididamente, todo en la exposición es novedoso, excepto el cariño, esfuerzo y talento que habéis puesto quienes habéis participado en ella.Espero que tengáis preparada una gaveta para recopilar tantos bonitos recuerdos.

    ResponderEliminar