martes, 5 de mayo de 2020

Rosaleda Colgante

Seguimos la visita guiada por 'Hilos de la Memoria', la exposición confinada en la Sala de la Giralt Laporta de Valdemorillo, al entrar, a mano izquierda, después de 'Nadie Quiere el Ganchillo de las Abuelas', en la esquina, está la 'Rosaleda Colgante' la pieza instalada desde una de las altas pasarelas del centro cultural.

Vista de la zona donde esta la 'Rosaleda colgante'. Foto cortesía Julio César Mesa.

'Rosaleda colgante' está ubicada en la zona señalada con verde.


Características de la obra

Es una instalación, imitando un jardín vertical, mide 220 x 155 cm. Hecho con una manta tejida por mi madre al ganchillo, con el sistema de cuadrados 'granny squares', o rosetas que les decía mi madre. Está colgada de una pasarela, en ángulo sobre la esquina, para que se vea mejor desde toda la sala. Las flores son una decoración realizada con servilletas de tela, bordadas, dobladas la mayoría imitando rosas, y torcidos con lana para suponer los tallos y ramas. Los cuadros de la manta son muy coloridos, por eso las flores de servilletas de tela son blancas o crema muy claro, para que destaquen sobre el fondo.  La manta la tensé, colocando horizontalmente, arriba y abajo, dos tubos verdes livianos de jardinería, de los que llaman tutores; previamente había fijado con imperdibles las flores hechas con servilletas sobre la manta. La idea es que se vean los trabajos de bordado y los remates de los bordes de las servilletas.

Granny Squares versus Rosetas

Nunca escuché a mi madre llamar granny square (cuadrados de la abuelita), como me he enterado, al preparar todo esto, que se le dice a los cuadritos que tejía mamá con los restos de lana cuando terminaba una labor. Me sorprendió que es un termino de uso generalizado en el mundo del ganchillo, en revistas, libros y hasta Ana los llama así "granis". No lo sé, pero no creo que sea un invento inglés o americano para tener que adoptar ese palabrejo, pero tampoco voy a protestar por eso, es el que está en uso y ya está, simplemente me llamó la atención.

Si recuerdo que mi madre llamaba rosetas a esas piezas que tejía por separado, tejía varias o muchas, tantas como grande deseaba hacer la labor, podían ser todas iguales y compraba hilo para una labor especifica, o con variaciones, que usualmente eran con los restos, que cambiaban colores, grosor e incluso hasta el dibujo, luego las unía, ahí si utilizaba una lana especifica, para darle uniformidad a la pieza. No estoy seguro que siempre las llamara rosetas, a lo mejor lo decía solo a las de forma redondeada y los cuadrados fueran solo cuadritos, pero me inclino por pensar que a todos les llamaba rosetas. En todo caso con esos cuadros o rosetas cuadradas hizo esta manta que convertí en Rosaleda para colgar.

Servilletas Bordadas

Las aplicaciones a la manta, en su mayoría son rosas que hice con servilletas de las mantelerías de tela, algunas de ellas, como las de las fotos, que son las únicas que no imitan rosas porque justamente quería mostrar el trabajo de bordado, también fueron bordadas por mi madre, bordó de joven, luego, a medida que fue perdiendo la vista lo dejó, pero esas específicamente sé que las hizo ella, estaban en casa, las recuerdo de toda la vida y también recuerdo los patrones con los dibujos, que los tuvo y los guardó muchos años y que los dejó en Venezuela al mudarnos de vuelta a España, lo que si tengo son restos de hilos de bordar de esa época y algunas piezas empezadas a bordar que nunca terminó.



Para terminar la obra entorché lanas con las que hice cordones para que hicieran las veces del tronco y las ramas de los rosales, los pasé por el tejido, para que tocaran a cada una de las rosas en su recorrido. Finalmente con unos tutores grandes de jardinería colocados arriba y abajo dejé lista la pieza para colgar.

Heroínas

La exposición “Hilos de la Memoria” es un homenaje y un emotivo recuerdo a algunas mujeres cercanas a mí, principalmente a mi madre, pero también a mi madrina Juana, mi abuela Candelaria, o a mi vecina Rosita y, a través de ellas, un tributo a todas las mujeres que dedicaron tanto tiempo a esas labores consideradas femeninas,  pero que también trabajaron mucho, haciendo lo que sabían: coser, trabajar en el campo, cocinar, lavar, planchar, limpiar y/o tejer. Por esas razones se hizo coincidir la exposición con el día de la mujer y en el marco de su celebración en Valdemorillo.

Ninguna de estas mujeres es famosa, pero tienen el mérito de ser mujeres que lucharon duro en la vida, como amas de casa, dedicadas a sus labores, ¿Les parecen pocos méritos para dedicarles una exposición? A mí me parecen heroínas, aún más si pensamos en su generación, con las penurias de la guerra y la dictadura, las desigualdades y discriminación por su género; aunque se ha avanzado mucho no hay que descuidarse y nunca olvidar, por eso hemos tirado de los "Hilos de la Memoria" para recordarlas.

Rosaleda colgante, en recuerdo de nuestras heroínas.

Por suerte también estoy acompañado por Ana del Burgo, una mujer contemporánea pero que mantiene todo lo bueno de esas madres y abuelas del pasado, sin ella me hubiera sido imposible llevar este proyecto a buen puerto, aprovecho para agradecerle toda su generosidad y darle el merecido reconocimiento que merece como mujer en esta exposición.


Las Abuelas

En la época de nuestras abuelas, y de varias generaciones anteriores, la ropa era cara, así que en los hogares se elaboraba todo lo que se podía, lo hacían las mujeres de la familia, como parte de sus obligaciones. Luego las prendas eran heredadas por hermanos menores y primos, o de padres a hijos. Las labores que se consideraban propias de su género, las niñas las aprendían de sus madres y abuelas, pero también las aprendían en la escuela, como aprendió mi madre a coser, tejer y bordar.

Uso o consumo

Hablando de nuestro proyecto con Pámela Spratz, en el centro cultural, nos mencionó los conceptos y la diferencia entre los bienes de uso y los de consumo, nos referenció al libro “La Condición Humana”, obra de la filósofa Hanna Arendt, de 1958. Dicha autora, en el capítulo dedicado al trabajo dice que:
Bienes de consumo: son los productos del trabajo, porque son «consumidos»
Bienes de uso: son los productos de la fabricación o construcción, aquellos que son «necesitados» o «usados».
Tenemos un buen ejemplo con la ropa, la que hacían las abuelas, eran bienes de uso, era necesaria, tenía el fin de ser usada y de perdurar en el tiempo.
Con la industrialización la ropa pasó a ser objeto de consumo, para usarla por cortos períodos de tiempo y luego desecharla, eso sucede cada vez más porque actualmente el nivel de industrialización del sector textil es tal que es muy fácil comprar ropa a bajo precio, para poder estar de estreno con mucha frecuencia, propiciando el usar y tirar.

¿Donde vamos?

Por suerte esa tendencia empieza a revertirse, al conocerse que la industria textil es de las más contaminantes del mundo y ante la conciencia de la emergencia climática, han surgido numerosas iniciativas para el reciclado o para darle una segunda vida a las prendas de vestir y, también, para volver a hacer nuestras propias prendas en casa.
En este momento, en nuestra sociedad occidental, y española en particular, se ha perdido la tradición de las llamadas labores en la casa, ni se enseña en los colegios. Mantienen esos oficios algunas artesanas, aunque algunas técnicas se han ido perdiendo, otras están muy vivas gracias a quienes las han tomado como su profesión, ayudan a mantener las técnicas más comunes, investigan sobre otras antiguas y las recuperan. Mujeres, casi siempre, que se afanan en cuidar estos oficios hoy, a la manera tradicional, para generar prendas de vestir, complementos o lencería del hogar, para ellas, sus familias y ¿por qué no? para vender; pero también como forma de interrelación con otras personas, grupos que se reúnen para compartir ideas y ratos alrededor de sus labores. Nos interesa la forma en que lo hacen actualmente, Ana es un ejemplo en eso y nos ayudará a entender, que es una actividad viva, útil, con muchos beneficios para la salud, pero que necesita apoyo, para que de ahí pueden surgir pequeñas empresas y generarse empleo.



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Hasta luego y ser felices,


Reinaldo Zamora Pérez

2 comentarios:

  1. Rosaleda colgante es otro hallazgo artístico dentro de esta exposición, y trabaja las posibilidades plásticas del colorido de esas colchas que se tenían antiguamente, igual que está, aprovechando restos y estos libres entre una y otra labor.
    En este caso, los autores deciden atenuar la fuerza del colorido de la colcha con rosas blancas que se descuelgan en una composición que añade movimiento al conjunto.
    El resultado consigue un dinamismo muy interesante.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu interesante análisis Rafael. Saludos

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