lunes, 4 de mayo de 2020

La muñeca joyero

Esta pieza la estuve buscando para exponerla en 'Hilos de la Memoria', junto a su historia, que la compartí en Facebook para el día de la madre de hace 6 años, no encontré la pieza, no sé donde puede estar, seguramente está pero no la encuentro, así que no la he podido exponer pero por suerte tengo las fotos, he actualizado la historia y aquí la comparto.


Es un caja-muñeca de cerámica, fue el primer regalo que le compré a mi madre, allá por los años 60's, no me acuerdo en que año exactamente, pero supongo que entre 1965 y 1968 porque solo viví en ese barrio hasta 1969. También le hacia dibujos y manualidades en el colegio, como el resto de niños en su día, pero de eso si que no ha quedado nada.


Recuerdo haber ido con el dinero de mi alcancía al Bazar Regalado, quedaba más abajo, en nuestra misma calle, la Cruz Verde, ya la tenía vista de días anteriores, porque era la tienda donde iba con frecuencia a comprar las barajitas (cromos) de los álbumes de fútbol y otros muchos que coleccioné en mi infancia. La muñeca me costó 8 bolívares de aquella época.

El joyero lo tuvo mi madre en Venezuela, la falda era de tul blanco, con los años estaba gris, intentó lavarla pero fue peor, se deterioró sin arreglo, pero como mi madre no paraba de tejer ganchillo le hizo su faldón, con el que se ve a la muñeca en estas fotos.

Al venir a España se mudó con nosotros y al regresar mi madre a Caracas, donde vivió sus últimos años, la muñeca se quedó aquí. Sigue teniendo la etiqueta de la fábrica pegada en la parte inferior, es japonesa, no era todo de china como ahora. En lo material no tiene ningún valor, pero para mi vale mucho, seguramente la guardé, esas cosas que quieres proteger para que no se deterioren y cuando la he querido buscar no me acuerdo donde la puse, pero es un bonito recuerdo de mi infancia y de mi madre.


Mi madre tenía defectos, como tenemos todos, pero si algo tenía bueno era lo generosa que era, me enseñó a compartir, a regalar sin ningún interés, sin esperar nada a cambio, de pequeño yo era muy egoísta, lo que era mío era solo mío, algún buen escarmiento me lleve por eso, pero esa si que es otra historia que no voy a contar ahora.

Teníamos una economía muy precaria en casa, y me cabreaba cuando ella regalaba cosas que nosotros necesitábamos o podíamos aprovechar, pero ahora entiendo que ella sabía que había quien lo podía necesitar más o que la hacía feliz compartir, pensaba que algún día eso le retornaría de alguna otra manera, algunas veces así fue, otras veces todo lo contrario, es como la vida misma.

Lo cierto que comprar ese primer regalo, con mi dinero me enseñó lo bonito de dar, que no importa el valor si lo haces con cariño.

Más o menos por las fechas que publiqué originalmente esta historia un hombre, como de mi edad, un señor mayor pues, jeje, estuvó en el stand de Fulkolor y compró una bombonera. Mientras se la empaquetaba me dijo: "Es que mi madre tenía en casa, de toda la vida, un recipiente parecido a ese que le estoy comprando, donde siempre tenía caramelos, mi madre murió hace dos años y yo me quedé con él, pero hace días se me rompió y mañana es el día de la madre, lo quiero tener para llenarlo de caramelos y recordar a mi madre"


Los recuerdos mantienen vivos, sentimos sentir cerca, a las personas que nos han importado en la vida, por eso es tan cierto aquello que dice 'recordar es vivir'.

Hasta luego, ser felices.


Reinaldo Zamora Pérez

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